“Desde la primera sesión que tuvimos con el equipo, hemos aprendido mucho. Nosotros empezamos a entender, mi esposo, Sarita, todos!, sobre cómo deberíamos comportarnos… desde el primer instante se trató de hacer las cosas mejor de como las hacíamos antes” (F. Espejo, ibid.). Flor piensa que en este cambio ha estado involucrado el equipo de familia. “todo lo que han hecho por nosotros, en enseñarnos, en ubicarnos, hacernos mejores personas y obviamente la mano de Dios que nos guía” (F. Espejo, ibid.). Así mismo, ella considera que tanto su esposo, su hija y su nieto han estado dispuestos a mejorar. Lo que los motivó a este cambio fue el anhelo de mejorar por las reacciones que Arles tenía en el colegio y la forma en que el abuelito corregía al niño. Se dieron cuenta de que no era la manera correcta.
Para Flor todo lo recibido por parte del programa fue importante “las enseñanzas, las oraciones…todo fue muy valioso porque si uno tiene ideas erradas, esto lo hace ser mejor persona, pensar mejor y expresarse mejor” (F. Espejo, ibid.). Por lo tanto Flor resalta que el trabajo del programa es muy bueno para la sociedad en general. “ No solamente para mi familia, sino para todas las familias, esas manos poderosas son las que necesitamos para que nos enseñen valores, tanta cosa que ya no tenemos a nuestro alrededor, que nuestros niños ya no tienen por más de que uno se esfuerce por enseñarles ya no hay esos valores, eso es muy importante, la creencia en Dios, ser mejores personas, más respeto”. (F. Espejo, Ibid.). De igual forma ellos, a pesar de que ya terminaron las sesiones con el equipo, siguen aplicando lo aprendido, porque son conscientes de que deben procurar el bienestar del niño.